En el año 2161, el gen del envejecimiento humano ha sido desactivado. Al cumplir los veinticinco años, las personas dejan de envejecer, pero sólo tienen un año más de vida. Transcurrido ese año, mueren de un ataque cardíaco a menos que «compren» tiempo y rellenen con él sus «relojes de vida», que llevan la cuenta regresiva como un reloj digital sus antebrazos izquierdos.
El tiempo de vida se ha convertido en «dinero» y es la forma con que la gente
paga sus lujos y necesidades. Los ricos pueden vivir eternamente, mientras que el resto
debe negociar o pedir préstamos para poder vivir el día a día (sus «relojes de
vida» a lo más tienen siete días de vida). Cada persona vive en una «zona
horaria» distinta, en función de su estatus social. Los pobres viven en los guetos de Dayton. Para ellos, el trabajo de
cada día sirve para ganar un par de horas más de vida que también deberán
utilizar para pagar las necesidades diarias. Los ricos viven en la lujosa Nueva
Greenwich y pueden vivir durante siglos o milenios en función de la cantidad de
tiempo que han adquirido. Cada «zona horaria» está cercada con muros donde se
cobran peajes en tiempo cada vez más
costosos para evitar que la gente «pobre» pueda cruzar o emigrar a lugares de
niveles sociales más altos.
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